
Nota principal
Sífilis
en Argentina:
Una epidemia evitable
En los márgenes de la agenda pública, la sífilis reaparece con fuerza. Lejos de tratarse de un resurgimiento aislado, esta infección de transmisión sexual avanza de forma sostenida en la Ciudad de Buenos Aires y en todo el país. Lo que debería ser una alerta sanitaria ha sido silenciado por la falta de campañas, el estigma, la desinformación y, sobre todo, por la ausencia de una política de salud sexual robusta y sostenida.
En esta conclusión, basada en entrevistas con especialistas de distintos ámbitos -Viviana Leiro, Marcelo Rodríguez Fermepin, Gabriel Santangelo y la estudiante de enfermería Sofía Méndez— se revela un diagnóstico común: el crecimiento de la sífilis no se explica por su complejidad médica, sino por la negligencia estructural del sistema.
Una Curva ascendente sostenida
Los datos son elocuentes. Según Rodríguez Fermepin, infectólogo del Hospital de Clínicas, los casos de sífilis se duplicaron en menos de una década. En 2023 se notificaron 32.000 casos en todo el país, con una tasa de incidencia de 69 por cada 100.000 habitantes. La franja más afectada: jóvenes de entre 20 y 34 años. Sofía Méndez, estudiante de enfermería, aporta una cifra más abarcadora: más de 129.000 casos acumulados en los últimos 15 años, con un crecimiento del 40 % entre adolescentes.
Pero los números por sí solos no bastan. Leiro, jefa de Dermatología del Hospital Muñiz, denuncia que no hay insumos básicos en los hospitales públicos. "Lo más grave: falta penicilina… y es un medicamento barato", advierte. el problema no es la enfermedad en sí, sino el contexto de desfinanciamiento y abandono estatal. A esto se suma la renuncia de personal técnico y profesional en programas clave, ante la imposibilidad de trabajar sin recursos mínimos.
Causa profundas: recortes, desinformación y ESI débil
El recorte presupuestario es una constante que atraviesa todas las entrevistas. Méndez destaca que el presupuesto para ITS sufrió una reducción del 40 % y que la entrega de preservativos y anticonceptivos en hospitales y escuelas se ha vuelto irregular. Aunque en algunos casos se mantiene, se advierte una tendencia a "cuidar" los recursos por falta de reposición.
Gabriel Santangelo, médico pediatra y funcionario del Ministerio de Salud porteño, brinda una mirada integral. Asegura que el relajamiento en las prácticas de cuidado se vincula a un fenómeno cultural: la mejora en los tratamientos contra el VIH redujo la percepción de riesgo. Además, señala el impacto de los cambios en la sexualidad en personas mayores, muchas de las cuales no adoptan medidas de prevención porque no temen embarazos y no fueron educadas en salud sexual.
La implementación desigual de la Educación Sexual Integral (ESI) es otro factor que afecta la prevención. Mientras Méndez afirma que se aplica formalmente en las escuelas, también reconoce que muchos adolescentes no logran expresarse por vergüenza o falta de espacios seguros. La ESI es una herramienta poderosa, pero necesita docentes capacitados, continuidad curricular y acompañamiento familiar.

¿Que hace el sistema de salud?
Hay esfuerzos. Santangelo destaca el rol clave de los CeSACs (Centros de Salud y Acción Comunitaria) en las comunas del sur, donde la incidencia es mayor. Allí se realizan test rápidos, se entrega tratamiento gratuito y se articulan campañas barriales con instituciones escolares, iglesias y clubes. Pero reconoce que el sistema no cuenta con un presupuesto exclusivo para sífilis y que las partidas están subsumidas en programas generales, lo que limita su alcance.
Leiro, en cambio, muestra un escenario más crítico: hospitales sin penicilina, campañas casi inexistentes y escasa articulación. La disparidad entre lo que ocurre en centros de atención primaria y grandes hospitales deja entrever la fragmentación del sistema.

¿Que se necesita?
Todos los entrevistados coinciden en lo
esencial:
Presupuesto específico y sostenido para salud sexual, campañas masivas,
creativas y permanentes, fortalecimiento de la ESI, testeo accesible, sin
turno, y tratamiento inmediato, reducción del estigma y la desinformación
Pero también hacen foco en la voluntad política. "Es una enfermedad que tiene cura, pero necesita visibilidad, campañas y decisión política", sentencia Leiro. Fermepin, por su parte, advierte: "Si no se toman medidas efectivas y sostenidas, la incidencia de la sífilis seguirá aumentando".
La sífilis es curable. El verdadero problema no es médico, sino político y cultural. La falta de prevención, educación y acceso gratuito a métodos de cuidado convierte a esta enfermedad en una amenaza evitable. En un país con amplia experiencia en salud pública, lo que falta no son soluciones técnicas, sino compromiso real para implementarlas.
La salud sexual debe dejar de ser un tema tabú o secundario. No se trata solo de evitar contagios, sino de garantizar derechos, autonomía y equidad.